Caminante no hay camino…
Había un hombre llamado Bartimeo y era ciego por lo que todos los días sentado junto al camino pedía limosna a las afueras de una ciudad que se llamaba Jericó.
En una
ocasión, mientras estaba sentado junto al camino, como era usual en él, escuchó
a una gran multitud, y en medio del alboroto alcanzó a escuchar que el que
venía era Jesús, entonces se puso a gritar: ¡Jesús, ten compasión de mí!
Pero muchos
lo reprendían para que se callara, pero él se puso a gritar aún más fuerte: ¡Hijo
de David, ten compasión de mí!
Hasta
que Jesús se detuvo y dijo: Llámenlo. Así que llamaron al ciego diciéndole: ¡Ánimo!
¡Levántate! Te llama.
Entonces
Él, arrojando la capa, dio
un salto y se acercó a Jesús quien
le preguntó: ¿Qué quieres que haga por ti?
Quiero
ver respondió el ciego.
Puedes
irte —le dijo Jesús—; tu fe te ha sanado.
Al
momento recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el camino.
La
vida es un camino para recorrer. Sin embargo, he notado que existen dos tipos
de personas: Las que están en el camino recorriéndolo y las que se encuentran
al lado del camino atorados con el pasado.
En este blog quiero ayudarte a descubrir en dónde te encuentras y cómo, de manera práctica, puedes mejorar tu estatus. ¿Estás listo? comenzamos:
CUÁNDO ESTOY JUNTO AL CAMINO ES POR:
Ceguera: La historia anterior habla de un hombre ciego. La ceguera me incapacita para cumplir muchas funciones cotidianas volviéndome dependiente de algo o alguien ageno por ejemplo: Para poder caminar y no tropezar o extraviarse, un ciego requiere apoyo, ya sea de un bastón o de alguien que pueda ver y le asista. Y esto es así porque la ceguera me impide ver el camino.
Los motivos de la ceguera física son diversos: existen ciegos de nacimiento y ciegos debido a algún accidente o enfermedad. Sin embargo, cualquiera que sea el caso, la realidad es que la ceguera me impide ver el camino.
¿Cómo saber si estoy ciego? (no me refiero a ceguera física, aunque si me quito los lentes entiendo un poco mejor la sensación de ceguera física jajaja). Creo que sabes a lo que me refiero con esta pregunta: ¿Realmente sé lo que quiero o dependo de lo que otros opinan que es mi camino? Mientras más sincero y honesto sea con mi respuesta, me ayudará a tomar consciencia de mi ceguera.
Muchas
veces me encuentro confundido preguntando: ¿Qué camino debo seguir? Pues ni
siquiera sé lo que quiero en mi vida: La
ceguera es no saber lo que quiero.
Y como no puedo ver mi camino, (no sé lo que quiero) me pongo a mendigar dejándome llevar por los caminos que otros trazan para mí: Ya sean mis padres, familiares, amigos, medios de comunicación, entorno social, iglesia etc. Y entonces mi guía es el deseo que tienen otros para mí, provocando que ellos cumplan sus sueños porque yo no tengo los míos propios. Cediéndoles así el poder sobre mi vida (mi camino), la cual dejo de recorrer sentado, mendigando "a un lado de mi camino".
CUÁNDO ESTOY JUNTO AL CAMINO ES POR:
Miedo: En la historia el ciego tenía una capa con la que se cubría,
no sé si se avergonzaba de su condición (probablemente sí) o simplemente era
para cubrirse del sol o el frio, lo cierto es que la capa se usaba para
cubrirse.
Todos
nacemos valientes, no existe un bebé que no lo sea, el miedo es algo que los
padres desarrollamos en nuestros hijos.
En una
ocasión escuché acerca de un experimento de laboratorio con un bebé, al cual metían
dentro de un cuarto junto con una rata. El bebé, al ver a la rata, instintivamente trataba de
agarrarla, pero al momento que acercaba su manita al roedor, los científicos
hacían un ruido muy fuerte que asustaba al bebé, haciéndolo llorar.
Hicieron
este experimento por tres veces más y en la cuarta ocasión, cuando pusieron al
bebé en el cuarto con el simple hecho de ver a la rata, lloraba y no se quería acercar a ella.
El miedo me impide recorrer el camino.
Necesito
entender que el miedo es algo ajeno a mí. Lo natural en mi es el sentido de
supervivencia que es diferente al miedo. Por ejemplo: Yo no meto la mano al
fuego porque tengo sentido común y sé que me quemará, más no porque le tenga
miedo al fuego. Pero sin importar porque, he aceptado al miedo en mi vida y el miedo me impide recorrer el camino.
He
vivido experiencias a las que, por la razón que sea, les he dado el poder para sacarme de mi
camino al grado de no saber y mucho menos aceptar quién yo soy en verdad.
El miedo es no saber y aceptar quien yo soy.
Tengo
sueños y me encantaría esto o aquello sin embargo, me da miedo mostrarlo al mundo porque: "no me creo capaz", "no me
lo merezco" o "no me siento digno" etc. y prefiero esconderme bajo una sucia y
pesada manta hecha del pasado y a la cual me aferro como un perro, pero que me
ahoga cada vez más.
Tapándome
con la capa llamada apariencia, porque me da frio intentarlo y tejida con el tan
famoso y absurdo miedo al “que dirán” lo que inconscientemente me lleva a
actuar buscando la aprobación de otros cediéndoles así el poder sobre mi vida,
la cual dejo de recorrer sentado, mendigando "a un lado de mí camino."
Estar junto al camino se debe a que me he identificado con un falso ser (ego) formado por la multitud de opiniones, experiencias y miedos, los cuales provocan un alboroto en mi mente que me impide escuchar mi esencia.
CUANDO ESTOY EN EL CAMINO ES PORQUE:
Tengo misericordia conmigo mismo: Cuando estoy recorriendo el camino es porque en medio del
alboroto logro escuchar mi voz interior, entonces dejo de juzgarme y en lugar
de eso, me miro con misericordia y amor.
He tirado la capa: En el box cuando el coach considera que su
boxeador no debe continuar peleando, lanza la toalla al ring como señal de que
se pare la pelea, es una señal de rendición.
Así, una vez que logro escuchar a Dios (mi
voz interior), necesito tirar la capa: parar
de resistirme y soltar el pasado (o el exceso de futuro).
Tengo confianza en mí: Decido
saltar al camino con fe: cuestionando mis creencias, sobreponiéndome a mis
pensamientos limitantes y atravesando los miedos. Porque es ahí, al otro lado
del miedo, que están los brazos amorosos de tu padre quien te hará ver
nuevamente tu camino.
Una
enseñanza de Jesús es: “Yo soy el camino, la verdad y la vida… Nadie viene al
padre si no es por mí” [Juan 14:6]
Claramente
nos enseña que la vida, la verdad y el camino son una misma cosa. Cada uno de
nosotros fuimos bendecidos con vida, y por ello es que en cada uno de nosotros
existe la verdad y por lo tanto tenemos un camino establecido delante de
nosotros por recorrer, disfrutar compartir.
Mi camino es mi vida y mi vida es la verdad y
esto es quien yo soy.
No que
sea perfecto, como decía san Pablo: “pero una cosa hago:
olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante”
[Fil 3:13]
Que hoy logres escucharte con misericordia y amor. Que te rindas a tu esencia y que logres dejar el pasado en el pasado. Que logres enfrentar todos tus miedos y que saltes a los amorosos brazos de tu padre que está en ti.
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