PUERTAS

 


Estas a punto de leer una historia rara pero que fue real: Harry Houdini, el gran mago, una vez declaro que él podía escapar de cualquier prisión, lo único que tenía que hacer era entrar a ella con su ropa de civil puesta. “Estaré fuera de la celda en una hora sin problema” dijo.

Cuando escucharon sus palabras en una prisión del sur, decidieron aceptar su reto.

El día del evento llegó. Se reunió una gran multitud a las afueras de la prisión y Houdini, seguro de sí mismo, entró en la celda y los guardias cerraron la puerta de metal.

Lo primero que hizo Houdini fue quitarse el saco, después, extrañamente, se quitó el cinturón donde tenía una barra de metal escondida que era muy resistente y flexible.

Sin perder tiempo, Houdini empezó a trabajar. Después de 30 minutos de arduo trabajo, la cara de confianza de Houdini desapareció al ver que su plan no avanzaba como él esperaba.

En una hora, bañado en sudor ¡estaba desesperado! Pues no veía avance. En dos horas, completamente derrotado, se tumbó contra la puerta, la cual se abrió porque la puerta realmente ¡nunca había estado cerrada!

Así es como muchos vivimos. En nuestra mente inventamos puertas que nos limitan. Puertas imaginarias que nos mantienen “encerrados” puertas que son producto del miedo.

Esto me recuerda a la historia del elefante encadenado: Que habla de un niño que fue al circo y quedó maravillado al ver la actuación de un gigantesco elefante. Pero después quedó todavía sorprendido al ver que el enorme animal permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena en una de sus patas.

“¿Cómo puede ser que semejante elefante sea preso de un insignificante pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros del suelo?” preguntó.

Un trabajador del circo respondiendo a su pregunta le dijo: “El elefante no se escapa porque ha estado atado a esa misma estaca desde que era muy, muy, muy pequeño. Estoy seguro de que el pequeño elefante intentó con todas sus fuerzas liberar su pierna de aquella cadena. Sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos, no lo consiguió porque aquella estaca era demasiado dura y resistente para él.” 

“Después de que el elefante intentará un día tras otro liberarse de aquella cadena sin conseguirlo”, hasta que llegó el día que se resignó a su destino.” 

Ese enorme y poderoso ser que soy no escapa porque cree que no puede. Todavía tiene grabado en su memoria la impotencia que sintió al ver que: "Fracasé a pesar de todos mis esfuerzos" "Se rieron de mí" "Es más fuerte que yo" etc. 

Y lo peor de todo es que no ha vuelto a cuestionar ese recuerdo. Jamás ha vuelto a poner a prueba su fuerza, no ha vuelto a intentar de otra manera. Como el elefante, está tan resignado y se siente tan impotente que ya ni se lo plantea.

La clave está en entender que las puertas y las cadenas son mentales y no son reales. Hoy lo intentaré de nuevo, confiando en que LAS PUERTAS ESTÁN ABIERTAS.



Comentarios

Entradas más populares de este blog

LOS FILTROS (Guarda tu mente parte 2)

Súper poder 8: Reconocer cuando me equivoco

Caminante no hay camino…