Súper poder 2: Controlar mis emociones
En más de una ocasión he sido
testigo de la cómica escena de cuando un perro saca a pasear a su dueño. Esto sucede
cuando el perro es de raza grande y el dueño no es tan corpulento. Ya sabes,
esa escena en la que el perro corre desbocado por el parque llevando a rastras
a su dueño sin que este pueda controlar la frenética marcha del can con la
correa, ¿te ha tocado verlo? (o probablemente lo haz experimentado jajaja).
Bien creo que estás de acuerdo
conmigo de que esto es muy cómico para quienes lo vemos, pero si has sido el “dueño
paseado” esta experiencia no es para nada placentera, al contrario, es muy
vergonzosa. Así exactamente sucede cuando me dejo llevar (controlar) por mis
emociones.
Hay una leyenda que el pueblo cherokee
cuenta a los niños y que habla acerca de dos lobos: uno negro y otro blanco que
están continuamente luchando en mi interior.
El anciano cherokee les enseña a los
más jóvenes que el lobo negro es todo aquel sentimiento de inferioridad y ego (El
miedo, la ira, la envidia, la avaricia, la arrogancia e incluso la tristeza
etc.) y que el lobo blanco es la bondad,
la alegría, el amor, la esperanza, la serenidad, la humildad, la compasión y
por su puesto la paz.
Cuando el joven cherokee le
pregunta al anciano ¿qué lobo va a ganar? en la mayoría de relatos se responde con
la siguiente afirmación: “ganará el que tú elijas alimentar.” Pero existe otra
versión que en lo personal encuentro más interesante: Es esa donde el viejo
guerrero cherokee le indica a los niños que ambos
deben ganar, porque esa batalla no es de fuerzas, sino de equilibrio. Hay
que alimentar a los dos lobos porque los
dos se necesitan, debemos ser capaces de guiarlos a ambos por el buen
sendero.
Como podemos ver, la leyenda
cherokee de los dos lobos aporta una valiosa lección de aprendizaje sobre el
equilibrio y la gestión emocional. Esta enseñanza señala que un reparto
inteligente de fuerzas (de alimento entre los dos lobos) es un factor muy
importante para nuestra calidad de vida.
No existen emociones buenas o
malas, de hecho necesitamos de todas ellas para vivir. Las emociones son solo
reflejos de los pensamientos que tengo en base a la interpretación que doy (en
base a mis creencias) de los eventos que suceden. En pocas palabras: Son mis
pensamientos los que alimentan a mis emociones, de modo que cuando alguna
emoción me controla necesito reconocer que estoy actuando desequilibradamente y
necesito tomar el control.
Para lograr un equilibrio no solo
se trata de cambiar mis pensamientos negativos por pensamientos positivos.
Pensar positivamente es una buena herramienta para iniciar algo, pero hay que
trabajar para lograrlo. Sin embargo este trabajo se hará en la medida de
consciencia que tenga en relación a mis emociones.
Este es todo un tema, sin
embargo, hoy simplemente quiero que sepas que tú y yo tenemos el súper poder de
controlar nuestras emociones. Una de las formas que en lo personal me ayuda a tomar
consciencia de ellas es preguntándome
constantemente: ¿Estoy paseando al perro
o el perro me está paseando a mí?
Comentarios
Publicar un comentario